El Fantasma de la Opera

En el París del siglo XIX, la Ópera Garnier, un majestuoso edificio construido sobre un misterioso lago subterráneo entre 1857 y 1874, era el escenario de extraños sucesos. Sus empleados afirmaban que el lugar estaba encantado por un enigmático espectro que desencadenaba misteriosos accidentes.

Este ser, conocido como «El Fantasma de la Ópera», mantenía bajo su amenaza a los dueños del teatro exigiendo un pago mensual de 20.000 francos y una ubicación privada para los conciertos, ya que se atribuía la composición de todas las óperas y arreglos musicales representados en el teatro. Sin embargo, el fantasma no estaba satisfecho con las producciones que los dueños seleccionaban.

El primer incidente ocurrió cuando una cantante llamada Carlotta sufrió un accidente en el escenario, cuando Erik, el misterioso fantasma, dejó caer un enorme telón sobre ella, obligándola a abandonar la actuación. En su lugar, emergió una joven diva, Christine Daaé, quien conquistó tanto al público como al corazón de su amor de la infancia, el Vizconde Raoul de Chagny. Pero, también capturó el interés obsesivo del Fantasma de la Ópera, quien se enamoró perdidamente de ella.

Los celos consumieron al fantasma al ver la relación entre Christine y Raoul. Desesperado, invitó a Christine a visitar las catacumbas donde residía, un laberinto de túneles y pasadizos subterráneos. Fue allí donde Christine descubrió el rostro deformado de Erik, el genio musical, que siempre había ocultado bajo una máscara.

El terror se apoderó de Christine al ver su rostro desfigurado, y su grito llenó los pasadizos. Erik la retuvo en contra de su voluntad, prometiendo liberarla solo si ella regresaba por elección propia.

Tras este suceso, Christine se debatía entre el amor del Vizconde y la fascinación que sentía por el fantasma y su excepcional música. Sólo cuando descubrió que el Fantasma de la Ópera era el responsable de los misteriosos accidentes y asesinatos ocurridos en el teatro decidió casarse con Raoul y ambos huyeron de París.

Sin embargo, el Fantasma de la Ópera descubrió sus planes y, durante la última actuación de Christine, sumió el edificio en total oscuridad y la secuestró. Esto desencadenó una épica lucha entre el Fantasma y el Vizconde.

Finalmente, el Fantasma se dio cuenta del sufrimiento que causaba a Christine y optó por no interponerse más en su camino. Decidió vagar como un espectro solitario por los sótanos del teatro por la eternidad.

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LIBRO: El Fantasma de la Ópera para Niños